lunes, 21 de noviembre de 2016

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Me excedí en la entrada pasada con el punto que abordé (desbordé). Les recuerdo de que, con motivo de que este blog (específicamente la cuenta de Blogger) cumple cinco años, me puse a repasar ciertos principios que hemos puesto en práctica con la esperanza de responder la pregunta; ¿Sirve del algo ser críticos con la música que escuchamos?

Parecerá miserable tener que complicarse tanto, en especial con algo como la música, que muchas veces buscamos como distractor (en algunos casos para canalizar emociones y/o pensamientos o simplemente para pasar el rato) y que encima de eso debamos pensar "¿esto es todo lo que hay para escuchar?". Y es que eso no es precisamente lo que buscamos, aunque esa es quizá la pregunta que puede sacarnos de la dependencia a las listas de popularidad (actuales o pasadas).
Buscar música en la radio es perfectamente aceptable, bailar al ritmo de algún género tropical (sí, las aberraciones del reggeaton incluidas) en alguna fiesta también lo es, saberse la letra de cierta canción popular también (por poner algunos ejemplos), es decir, son situaciones con las que seguramente nos hemos topado alguna vez y buscar adherirse a un comportamiento modelo e ignorar ese impulso sólo trae disgustos. Debemos aceptar que no tenemos el control de lo que escucha la mayoría y tratar de tenerlo no tiene sentido (no tenemos los recursos de las grandes disqueras y medios, y no podemos cambiar la cultura de la noche a la mañana). El verdadero problema es cuando nos acostumbramos a dejar que otros decidan qué escuchar, cuando lo consideramos trabajo de otro.

Esta actitud es la raíz de muchos de los problemas que enfrentamos como sociedad, y es aquí donde es más que necesario detenerse a pensar si lo que hacemos contribuye al estado actual de las cosas.
En el caso de la música, como ya comenté en la entrada pasada, la situación al comenzar la búsqueda puede estar bastante sesgada, especialmente si partimos desde lo que conocemos. Es por ello que aventurarse a escuchar propuestas fuera de los lugares donde acostumbramos encontrarlas es de vital importancia. Comenzando por escuchar lo que el amigo (autodenominado melómano) comparte, hasta escuchar listas de reproducción que nunca habíamos considerado, y claro, están los viejos (y cada vez menos) blogs musicales. Escuchar sin prejuicios, sería la actitud indicada. Más consejos en la siguiente entrada.






Skin
Artista: Flume
Clasificación: álbum
País: Australia
Fecha de lanzamiento: 160527
Sello: Future Classic
Stream
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Primera escucha: Algo que me quedó claro al terminar de escuchar el segundo álbum de Flume (Edward Streten) es que realmente nunca lo he llegado a conocer como productor, a pesar de escucharlo desde 2011 cuando presentó su EP 'Sleepless'. En aquella ocasión las pistas correspondían a un desarrollo mucho más despreocupado y en constante dilatación. Quizá lo único que puedo trazar de ese primer encuentro con Flume hasta este segundo álbum es el enfoque vocal que ha sido determinante y un punto distintivo de su estilo.
Eso de no conocerlo musicalmente se agudizo con Skin pero es un problema (mio) que noté al escuchar su debut hace cuatro años. Personalmente consideré a Sleepless uno de los mejores EP de 2011 y eso fue suficiente para alimentar mi expectativa por lo siguiente. Recuerdo que reconocer el buen trabajo plasmado en el primer álbum no fue gracias a las primeras escuchas, ni siquiera terminé ese año convencido, afortunadamente la demás gente del blog sí supo darle el valor y lo colocaron entre los mejores álbumes de 2012. En mi caso, sería hasta tiempo después que lograría darme cuenta de la forma en la que desarrolló el estilo del EP para incluirlo en el álbum. No sé, sencillamente algo no conectaba entre lo que presentó en 2011 y lo que escuché un año después. Con Skin la situación fue más chocante, sin embargo esta vez no tardé tanto en reaccionar.

Un álbum de dieciséis pistas no es algo de todos los viernes y los colaboradores incluidos hacen que Skin sea uno de los álbumes, en apariencia, más atractivos del año, además del precedente que representa su álbum debut.
    
La primera pista, Helix, pareciera introducir a un álbum que se revelará poco a poco, con agradables resultados, en cambio nos mete a una tormenta de hits en potencia. 




El inicio está plagado de colaboraciones (de lo más presumible) y se olvida de dejar algún espacio para tomar aire después de ese espectáculo, agotando rápidamente la atención y relegando cualquier indicio de cohesión, entre pistas, a la condición más intrínseca de que están en la misma producción del mismo artista. La sucesión por fin termina en "Say It" donde escuchamos a Tove Lo, y no es que se pase mal escuchándolas (las letras son la razón de muchos blogs de Tumblr) pero son cinco pistas estandarte que no construyen nada como conjunto (quizá la que más lo intenta es Numb & Getting Colder, donde la voz colaboradora —Kučka— se funde de mejor forma con la pista, pero el esfuerzo no es suficiente).
Al final de la pista seis (Wall Fuck, ...) encontramos un nuevo inicio, y esta vez se ve apoyado por la siguiente pista, Pika (...), siendo "Smoke & Retribution" la colaboración que recibe los beneficios directos.

A partir del nuevo comienzo las colaboraciones brillan más, ya que aprovechan el desarrollo de pistas como "3" y "When Everything Was New" que dan suficiente aire para sobrellevar cuatro colaboraciones seguidas; "You Know" (mi favorita) con Allan Kingdom y Raekwon, "Take a Chance" con Little Dragon, "Innocense" con AlunaGeorge (una de las mejores colaboraciones que he escuchado con esta pareja y que también funciona para despejar el camino para las últimas pistas) y "Like Water" con MNDR (una muy agradable sorpresa volver a encontrar la voz de MNDR). Por último "Free" da el toque de epílogo para una especie de final emotivo en "Tiny Cities" donde canta Beck.  




Quizá lo que hizo que me desubicara (nuevamente) al encontrarme con este álbum fue que en 2015 Flume lanzó un sencillo, Some Minds, donde lo acompaña Andrew Wyatt (Miike Snow). En esa pista lo mostrado superaba cualquier expectativa que tuviera sobre el sonido de Flume y el hecho de no haberla incluido, además de la clara desviación hacia el trap en el álbum, me dejó desconcertado.
A pesar de acomodar su estilo al lienzo en el que se han convertido los sonidos trap para el R&B, no puedo decir, en ningún momento, que la incursión le ha salido mal. El hecho de haber mantenido una perspectiva poco definida de su estilo a través de su predilección por los remixes de alto perfil y las presentaciones en vivo (es un fenómeno en Australia), lo hacen ver como productor mucho más compatible y susceptible a las tendencias del mercado.

La seguidilla de colaboraciones del inicio no puede pasarse por alto, en especial en una reseña al álbum, ni siquiera puedo decir que hay que pasar por ellas para llegar a lo mejor del álbum, en este caso, hay que pasar por ellas para llegar al álbum. Recalco, las colaboraciones no son malas, pero su uso requería de un mejor manejo, uno que se enfocara más en integrar todo al conjunto y no tanto en apresurarse a presentar determinadas pistas. 
De nuevo aparece Lantern (2015), de Hudson Mohawke, como una clara referencia de lo que se puede lograr cuando se encausa cada pista hacia un todo, específicamente, en producciones del estilo de Skin.

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Significado de los colores en los streams:
Verde; Disponible.
Amarillo; Disponible por tiempo limitado.
Naranja; Disponible para usuarios Premium, o sólo en ciertos países.
Rojo; No disponible por el momento.


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